La soledad es maravillosa, y es así para todo el mundo. Lo que pasa es que cuando estamos neuróticos la vemos como un tiempo amenazador.
Os voy a contar una experiencia muy bonita y curiosa que llevo siempre en mi recuerdo:
Hace un año y pico me apetecía pasar un día en soledad y se me ocurrió ir al zoo a ver a los animales, disfrutar de un largo paseo, y desconectar del mundo.
El zoo me pillaba a media hora de casa, así que aproveché para maravillarme con la naturaleza y la arquitectura de mi ciudad. Árboles de diferentes tamaños, colores y olores, además de todo tipo de vegetación, aparecían ante mí y qué goce era contemplarlos. Igual pasaba con los edificios, de diferentes formas, texturas y antigüedad. Cosas sencillas pero maravillosas en las que cuando uno está neurótico, ni se da cuenta de que están ahí.
Y al fin, llegué al zoo. Cientos de diferentes tipos de animales estaban allí. No sé ni cuánto tiempo estuve allí, pero qué gozada contemplar sus pelajes, sus movimientos armónicos y su presencia imponente y solemne. Había elefantes, tigres, leones, monos, caballos, hipopótamos,… Estaba maravillado.
Cuando salí del zoo, estaba en paz.
Ya estaba llegando a casa cuando me encontré a un par de buenos amigos y a muchos compañeros tomando cañas en un bar. Al verlos, fui a saludarlos y me preguntaron que de dónde venía. Yo les dije tan contento que del zoo, que había ido sólo a verlo y hasta les conté una anécdota: «Chicos, si hasta he ligado y todo: cuando estaba viendo los hipopótamos, le dije a una, ¡¡¡moza!!!, y se puso boca arriba mirándome y emitiendo sonidos. Esta hipopótamo quería tema, ajjajaja.»
Por otro lado, en cuanto dije la palabra sólo, empezaron a decir mis amigos y los compañeros: «Pero hombre: ¿cómo es que no nos has avisado para que fuéramos juntos? ¿Tu sólo? Pero si eso es muy extraño y aburrido. Pero hombre. Ayyyyy.»
En ese momento me entró un poco la risa y usé el amor dándoles un abrazo.
Y mientras que estaba allí con ellos, me llegó el siguiente pensamiento inconsciente: «ahora ya os puedo disfrutar de verdad, porque sé que no os necesito nada de nada.»
Luego en casa pensé en este día tan maravilloso en soledad que había disfrutado y fui consciente de ese pensamiento tan racional que había tenido. Ahora no sólo lo pensaba con fuerza, sino que se había hecho el «milagro» y ya lo sentía así.
Esta experiencia la llevo en el corazón. Ya sea estando en el zoo, apreciando la naturaleza o la arquitectura de mi ciudad, estudiando, haciendo deporte, viendo cine, leyendo literatura, escuchando música, bailando (a veces me pongo a bailar sólo, ajaja), trabajando la mente, o incluso disfrutando el dulce no hacer nada (además de dormir), LA SOLEDAD ES MARAVILLOSA (como también es benéfico el aburrimiento).
Un abrazo.
David M.
Bonito relato, y reflexión. Gracias por compartir esa experiencia. Podemos aprender todos gracias a ello. A veces he salido solo al monte. Eso lo he hecho unas cuantas veces. Un poco peligroso, cada vez lo hago menos, la gente que me quiere me dice que no lo haga pues me puedo perder o lastimar, pero una experiencia alucinante. En esa época me metía por el monte a unos kilómetros nada más del pueblo de mi madre, denoche yo solo y me metía entre los árboles, a veces me asustaban los pájaros, palomas, lechuzas y aves que dormían en las ramas y salían volando asustadas. He sido un poco zascandil, lo reconozco. Ya no soy tan retorcido pero reconozco que disfrutaba y llegaba a casa con energías renovadas y experimentándolo y viendo que no pasaba nada lo reducía. Puede ser una práctica de enfrentarse al miedo. Un abrazo.
Muy bella historia David! Yo también comparto ahora ese ver a tus queridos amigos desde el amor y no desde la necesidad!. Por otra parte, a mi me encanta, en verano, coger mi bici con una buena luz e ir a la montaña solo y de noche. Parar en algun punto, y, en solitario, gozar de esos momentos. Por otra parte, en mi camión, disfruto de horas de soledad. Que he aprendido a llevar bien y con gozo!
Un abrazo!
Hola a todos,
En que manual esta escrito que hemos de ir acompañados a todas partes de otras compañías…
A mi entender, es provechoso en muchas circunstancias el reflexionar y tomar decisiones por cuenta propia, darse un capricho como bien nos cuenta David en su viaje al Zoo.
Para nada quiero excluir las opiniones y comentarios que compañeros, amigos, pareja pueden proporcionar a uno, pero claro está, uno sabe lo que ha de querer sin dejarse manipular ni ser una persona dependiente. el disponer de unos ideales sanos y positivos, es sin duda beneficioso para la integridad de uno mismo.
Siempre he puesto en practica, el intentar tomarte las cosas después de haberlas reflexionado y determinado tiempo, uno mismo ha de conocer las ventajas e inconvenientes de sus decisiones, disponer de un periodo de tiempo para reflexionar, valorar, evaluar.
Ahora me viene en mente, un conflicto que se originó en mi lugar de trabajo, éramos varios lo que exponíamos una serie de aspectos sobre un tema en concreto, me podéis creer que como en otras ocasiones, el conflicto no se arreglo de la mejor manera y de lo que preferia la mayoría de los allí presentes, por tanto, un conflicto en grupo, en ocasiones tiene difícil final o solución…
En el caso de David, ese día que quería pasarse solo, tuvo fácil solución, el mismo se planteo una finalidad, una decisión y que al final de paseo, la fue muy grartifiante según nos ha contado. en determinadas ocasiones hemos de coger los cuernos de toro, nosotros mismos y tirar hacia delante, un defecto que nos pasa a muchos de nosotros es que nos acomodamos y nos fiamos o pasamos el bulto a los demás para que tomen las decisiones por nosotros. Aun falta por enseñar, pienso yo, habilidades de tipo personal e individual para que la persona sea emocionalmente más poderosa y pueda manejarse de manera mas independiente.
Saludos.
Muchas gracias chicos.
Claro Nicolás, disfrutar de un tiempo para nosotros en soledad, para cuidarnos, para planificar, para disfrutar, para descansar, …, nos hace mucho bien, y así como muy bien dices ya no nos ponemos tan nerviosos en los conflictos y podemos disfrutar con los demás.
Jordi y Luis, me han encantado vuestras experiencias con la soledad. Mientras las leía me las estaba imaginando como si yo las viviera y estaba en paz. No descarto algún día llevarlas a cabo. La de Luis la veo más complicada porque yo vivo en ciudad, pero todo es probar, además que siempre habláis del sendierismo en el blog y es bastante probable que lo pruebe algún día, me lo habéis vendido muy bien, jaja. Y Jordi, no tengo bici, pero mola mucho también, a veces he alquilado una un día, y he acabado reventado y con dolor de culo, jaja, pero super super a gustico. Cómo me encanta hacer deporte.
Ah, también me gusta mucho cocinar. No sé si es psicológico, pero cuando cocino yo y con todo el tiempo del mundo, después como la mitad y ni me apetece más, tengo bastante.
Un abrazo chicos.