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¿Yo a mis seres queridos por qué les quiero?
Imaginemos que tuviéramos un amigo guapo, elegante, inteligente, habilidoso,…, pero que se comporta desagradablemente la mayor parte del tiempo:
¿De qué nos serviría tener amigos con muchas cualidades relacionadas con la eficacia si no nos aman ni se divierten con nosotros?
De absolutamente nada, por lo que esas cualidades no importan un carajo. Tan sólo me interesa que sepan amar (a los demás (y en este caso a mí), a sí mismos y a la vida) una buena parte del tiempo (todos fallamos), es decir, que suelan tener conductas cariñosas y divertidas.
Además, es bastante agradable cuando un amigo cariñoso muestra sus fallos con orgullo, qué bien!!!
– A nivel personal
Darle importancia a la eficacia y al más es mejor nos lleva al descalabro emocional: un 30% de personas tienen depresión y ansiedad y un 80% estrés. Es mejor aceptarnos con alegría para acercarnos a nuestra armonía interior.
La eficacia, el más es mejor, el tener grandes cualidades y el esfuerzo a secas son cosas totalmente vacías y sin importancia, pues el objetivo del hombre es ser feliz. Otra cosas es el esfuerzo divertido y el ponernos retos como un juego, que si no los conseguimos no pasa nada. Lo racional es hacer unas cosas bien y otras mal y en ambas disfrutar del proceso. Además, con nuestras actividades muchas veces acabaremos cansados, pero nos encantan (Quitémosle importancia a la comodidad).
Por lo que, aceptemos nuestros fallos con orgullo, nuestra mente nos lo agradecerá.
– ¿Yo a mis amigos qué les aporto?
Darle importancia a la eficacia y a la justicia va a hacer que les hagamos la vida más incómoda, como sabemos, la clave de las relaciones está en la flexiblidad.
Si algo aporto a la gente (aunque por otro lado su felicidad dependa de ellos) es el efecto de nuestro amor y buen rollo con ellos.
Además, es agradable para la gente cuando mostramos nuestros fallos con orgullo y amor. Les agrada porque ellos también son fallones y ven que también pueden mostrarse con todos sus fallos. Además, mostrarnos con orgullo de fallar y desacomplejados nos va a abrir más puertas, sobre todo para conocer gente que suelen tener conductas y creencias amorosas y divertidas.
Incluso en el trabajo, pues las empresas que mejor funcionan son en las que sus empleados usan el pegamento del disfrute y el buen rollo. En las otras, no te apetece entrar a comprarles nada, jajaja.
Por lo que, aceptemos nuestros fallos con orgullo para hacerles la vida un poco más agradable, ello nos lo agradecerán.
– A nivel planetario
Tanta exigencia está haciendo que nos estemos cargando el planeta con tanto producir locamente.
Además, la Naturaleza es imperfecta (por lo que aceptemos con nuestros fallos con orgullo), en ella no existe la justicia (un valor que endiosamos y nos hace enfadarnos mucho con la gente, por lo que, menos justicia y más amor) y se suele regir por homeostasis (no más es mejor)
Además, la madre naturaleza nos ha hecho imperfectos, y hablando de naturaleza, ser imperfectos y fallar pero amar y divertirnos es lo natural y bonito. La perfección sería antinatural y fea. El querer mejorar constantemente lo mismo.
Por lo que aceptémonos con nuestros fallos con orgullo para aportar un granito de racionalidad al planeta, él nos lo agradecerá.
– Cosas valiosas
Lo valioso es amar y hacer cosas valiosas. Siempre tendremos muchas oportunidades de gozar de la vida, si no nos quejamos por las carencias y nos centramos en las posibilidades.
Un buen ejercicio para ganar autoaceptación sería visualizarnos con hándicaps pero gozando de la vida. Podemos imaginarnos siendo retrasados, torpes en muchas cosas, horteras, tartamudos, feos, etc, y gozando de la vida con las muchas posibilidades que aún tendríamos. Incluso estando en un momento vulnerable podemos vernos haciendo cosas valiosas con un poco más de esfuerzo y ver que seguimos siendo personas bellas tan sólo por nuestra capacidad de amar intrínseca.
De esta forma estamos por encima de la opinión de los demás. Si alguien nos insultara (bueno, se le ha ido la pinza, todos fallamos, no pasa nada, él también es maravilloso) podemos pensar que si lo que nos dice fuera cierto, no habría ningún problema, para nosotros no serán insultos, sino que serán características de gente valiosa (pues todos somos valiosos por nuestra capacidad de amar, por lo que todos valemos igual) y con las que podemos ser muy felices. Hemos bajado abajo y ya no tenemos que demostrar nada a nadie. Qué descanso.
– La muerte
Imaginemos a un capitán de un barco al que le informan que se está hundiendo y él responde: «pero qué poca sensibilidad, ¿no ves que estoy triste porque soy tonto?» Evidentemente el capitán se ha vuelto loco, jajaja, se pone a quejarse por ser tonto, cuando están a punto de morir todos los pasajeros y él mismo. Nosotros nos volvemos locos cuando nos quejamos por gilipolleces olvidando que nuestro barco se hunde y que mañana podríamos estar muertos. Olvidémonos de nuestras carencias y con calma disfrutemos nuestras posibilidades.
(Un chiste: Capitán, el barco zozobra. Pues mejor que zozobre que no que falte, jajajajaja)
– La comida y la bebida
Como vamos aprendiendo, el ser humano sólo necesita la comida y la bebida (y un poco de techo y/o abrigo cuando el tiempo es inclemente). A partir de ahí, sólo está nuestra capacidad de amar y divertirnos (recordemos que eso es algo interior, al igual que la felicidad) y todo lo que hagamos en la vida será el dulce juego de la vida en una vida dulce de por sí sola (recordemos los que hacen meditación vipassana).
Y alguien se puede preguntar: ¿si me tomo todo lo que hago como un juego no seré un irresponsable?
Pues no, porque la mayor responsabilidad que tenemos es sobre nuestra felicidad y un pelín sobre los que nos rodean (más bien, que podemos hacerles la vida un poco más agradable o incómoda, aunque su felicidad dependa de ellos. Además, ellos tampoco necesitan que seamos perfectos, calma). Ir por la vida corriendo estresados y peleándonos interiormente con todo y con todos sí que es irresponsable.
Además, los grandes ejecutivos se ocupan de infinidad de tareas al día pero no se preocupan. Mantienen la calma cuando hay contratiempos y en general disfrutan del proceso.
Un abrazo,
David
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